3 de febrero de 2014

Eterno retorno

Desde joven se dejó seducir por los encantos del vino, aunque fuera peleón y hubiera que mezclarlo con la cola barata del supermercado.

Con los años su gusto por los tintos creció en paralelo a su capacidad adquisitiva. Del vino de la casa, al Ribera, del joven al reserva. Y a partir de su ascenso a Director de Ventas de una gran empresa nunca faltó un Vega Sicilia el día de su cumpleaños ni en las ocasiones especiales.

Siempre fue un hombre coherente. Por eso nadie se sorprendió que acabara sus días decantándose por el clarete de tasca compartido con los viejos amigos de la infancia y con una roja nariz de borrachín permanente.

No hay comentarios: